Carlos Zamarripa Aguirre, el polémico fiscal de Guanajuato, uno de los estados más violentos de México, ha dejado su puesto con una millonaria compensación de más de ocho millones de pesos (más de 383.200 dólares), que incluye prestaciones por jubilación y una gratificación que él mismo añadió al reglamento interno de la Fiscalía para personal en retiro por el concepto de “fidelidad”. El partido Morena en ese estado ha denunciado este martes que, además, otros 14 funcionarios recibieron esa prestación y que por el total de los 15 beneficiarios el Gobierno pagó casi 15 millones de pesos. En total, las cantidades añadidas a lo que ha recibido Zamarripa tras presentar su renuncia y dejar el cargo, suman 8.186.424 millones de pesos.Solicitudes de información resueltas a medios de comunicación locales y a Morena en Guanajuato, dan cuenta de la suma de las cantidades que ha obtenido Zamarripa tras dejar el cargo oficialmente el pasado 1 de enero: 4.264.215 millones de pesos de finiquito, 3.922.000 millones de pesos por la prestación de fidelidad, además de los 52.000 pesos mensuales que consta su jubilación de por vida. Además, otros 14 funcionarios de la Fiscalía estatal recibieron por su fidelidad, al término de su contrato, cantidades de entre 285.000 pesos hasta la cifra más alta que fue la que se embolsó el exfiscal.Zamarripa Aguirre, fiscal de Guanajuato durante casi 16 años, pero funcionario de la Fiscalía desde hace más de 30, modificó el reglamento interno de esa institución para añadir prestaciones a las jubilaciones. Morena apuntaba en junio de 2024 a que el aumento era de un 30% aproximadamente. De esa forma, según aquellos cálculos, al funcionario le quedaría una pensión de 144.000 pesos al mes, su sueldo en funciones.El 1 de abril, el Periódico Oficial de Guanajuato publicó una “adición” al reglamento interno de la Fiscalía. Se añadía un capítulo VIII, llamado Sistema Complementario de Seguridad Social, que informaba que el personal con más de 15 años de antigüedad en la dependencia contaría ahora con una prestación complementaria a la que ya reciben cuando se jubilan —que está pautada por la Ley de Seguridad Social—, además de becas educativas, apoyos para gastos médicos y funerarios, y seguro de vida. Esto por las “condición de alto riesgo” y “presión” que viven los trabajadores de la Fiscalía.En su denuncia pública de este martes, el diputado local de Morena, Abraham Sotomayor, explicó: “Con esta medida, el propio exfiscal Zamarripa reformaba el reglamento anterior a su beneficio. Creando un esquema que consiste en un apoyo económico a favor de los servidores de la Fiscalía y que este apoyo no existe para la mayoría de los trabajadores en el Estado de Guanajuato”.A Zamarripa le faltaban tres años en el cargo cuando se cruzaron las elecciones de junio, en las que la panista Libia García Muñoz Ledo ganó la gubernatura de Guanajuato con una promesa: que el fiscal no seguiría en su puesto. Y así fue. Zamarripa pasó por todos los escalones de la Fiscalía hasta llegar a la cumbre de la institución en 2009, primero como procurador designado y después por elección del Congreso, pero siempre al abrigo de los gobiernos panistas del Estado. Sus 15 años como titular de la Fiscalía vieron la transición de un Guanajuato próspero a una tierra violenta, sin comparación en la estadística oficial, con un incremento de los homicidios del 658%. Es el Estado con peores cifras cada año, que superan las 3.000 muertes violentas.El 27 de septiembre de 2024, Zamarripa presentó finalmente su renuncia a la gobernadora, después de su ya anunciada retirada por parte de las altas esferas políticas y ante la poca confianza que el presidente López Obrador le profesaba incluso públicamente.El fiscal se formó en investigación criminal en el FBI y contaba con recursos estadounidenses para combatir el crimen, pero Guanajuato fue a peor, encadenando masacres una tras otra: desde los 11 jóvenes asesinados a tiros en una posada navideña en Salvatierra, el pasado mes de diciembre; a la cacería sin fin de policías en el Estado, en febrero. Pasando por la masacre de una familia en el municipio de Yuriria y por los continuos asesinatos y desapariciones de menores, además de una situación de acoso a periodistas continuo y sin precedentes.Como despedida, Zamarripa grabó un video con pausas dramáticas y música que va de la nostalgia a la acción, lleno de autoelogios y que recuerda sus orígenes humildes, el “esfuerzo, determinación, valentía y perseverancia” que le condujeron a su meta y una frase inquietante: “Este no es el fin de su historia, Carlos Zamarripa sigue adelante, empujando los límites”.

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