Un funeral más simple y una tumba distinta a sus predecesores La muerte del papa Francisco, ocurrida el lunes, ha ido acompañada de algunas novedades en comparación con sus predecesores: el protocolo del funeral se ha simplificado y, además, no será enterrado en el Vaticano, sino en la basílica de Santa María la Mayor de Roma. El año pasado, Francisco ya introdujo algunas novedades en el protocolo a la hora de la muerte. La constatación del deceso ya no se hace en la habitación del difunto, sino en la capilla. El cuerpo se introduce de inmediato en el ataúd de madera, con cubierta interna de zinc, y se lleva a la basílica de San Pedro directamente (antes hacía una etapa en el palacio apostólico). El féretro de Francisco ha quedado expuesto a los fieles en el templo desde el miércoles al viernes, con el ataúd abierto y colocado casi a ras de suelo, sin catafalco, sobre una plataforma de madera ligeramente inclinada. Francisco ha elegido como lugar de sepultura la basílica de Santa María la Mayor, cercana a la estación Termini, no las Grutas Vaticanas, donde descansan 23 papas. En la sepultura se eliminarán los tres tradicionales ataúdes de ciprés, plomo y roble que se usaban hasta ahora. Antes de Francisco, otros pontífices modernos eligieron ser enterrados fuera del Vaticano. Por ejemplo, Pío IX, en San Lorenzo Extramuros, o León XIII, en San Juan de Letrán.

Shares: