Lo más sorprendente del momento You’ll never walk alone en Anfield es que la masa nunca pierde la cadencia del himno. El ritmo de la canción es lento y nadie se acelera por más que el estadio sea un incendio. El norte de Inglaterra recibió al Madrid con viento, lluvia, frío y una gran descarga eléctrica del Liverpool, a toda mecha hasta que acabó con Thibaut Courtois. La empresa le llevó una larga hora. “Intenté sostener al equipo, pero en la segunda parte hemos hecho demasiadas faltas cerca del área y ellos son buenos en eso”, analizó el meta, autor de ocho paradas. Solo él mantuvo la intriga en un Madrid sobrepasado. Ya resultó decisivo contra la Juventus y frente a un Getafe que acabó con nueve. Y en Anfield siguió a lo suyo. Pese al sometimiento del Madrid, para Xabi Alonso, sin embargo, el equipo “compitió bien”, y solo le faltó “más amenaza en el área” y “aprender a no conceder faltas”. Un análisis indulgente tras el padecimiento de los blancos durante casi toda la noche. A su juicio, después de un primer tiempo “igualado”, el segundo se decidió por “detalles que cayeron de la otra parte”. “No tengo nada que reprochar”, concluyó en una noche en la que el Madrid solo lanzó dos veces a portería frente a las nueve del rival. Hasta el testarazo de MacAllister, la velada iba camino de otra pesadilla para el Liverpool con forma de Courtois después de su portentosa actuación en la final de 2022, en París y también frente a los red. Esta vez no fue lo mismo, porque quizá aquello sea irrepetible, pero el despliegue del portero resultó durante un largo tramo gigantesco y le sirvió al Madrid para sobrevivir. “El marcador refleja el partido. En la segunda parte, ellos crearon más ocasiones y ahí no defendimos bien las jugadas a balón parado. En la primera parte, lo controlamos bien, pero en la segunda no tanto”, expuso Jude Bellingham. En la media hora que transcurrió entre el final de la primera parte y el inicio de la segunda, Courtois sacó manos por todos los lados. Otra vez él, maldecían los locales. A quien más amargó fue a Dominik Szoboszlai. A la media hora, un despeje hacia atrás de ­Huijsen entregó la pelota a Wirtz, que la envió al húngaro para colocarlo mano a mano ante el belga. “Era un 2 contra 1 y Szoboszlai venía solo”, analizó el guardameta. “Si me quedo en la portería, es como un penalti casi imposible de parar. He ido a reducir y mido dos metros, tengo piernas y brazos largos, y es solo lanzarme con todo, hacerme grande. No es una parada de manual de un portero, pero eso sirve también”, añadió el belga, que, casi a punto de alcanzar el intermedio, sacó dos manos seguidas firmes en dos tiros lejanos con mucha mala uva: uno a Szoboszlai y otro a MacAllister. “Hay que defender con más ganas”La mejor respuesta al fragor del Liverpool porque, salvo un par de cadenas de pases de los blancos y las aventuras de Vini, la escuadra de Xabi no encontraba otra manera de mantenerse en pie. “Nos faltó jugar un poco más agresivos, más al espacio, más hacia adelante”, admitió Álvaro Carreras, que aguantó bien el tipo ante Mohamed Salah. Los 15 minutos de pausa solo sirvieron para que el Liverpool atornillara todavía más al Madrid y para que Courtois continuara a lo suyo. Se levantó el enorme Van Dijk en sus barbas con un cabezazo a bocajarro, el gol pareció cantado, hasta que el meta demostró que de reflejos también va sobrado. La mandó a córner y, en ese saque de esquina, surgió Ekitike por los aires y, otra vez, Courtois, que a los pocos minutos sacó los puños a una falta ejecutada por Szoboszlai. Courtois, Courtois y Courtois. Y después de Courtois, más Courtois. Hasta que el cabezazo de MacAllister ya fue demasiado. “Hay que defender mejor, con más actitud y ganas. Y no encajar”, concluyó Fede Valverde, que acabó con molestias e insistió en su análisis de otras tardes torcidas.

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