El pasado octubre, un modesto grupo de profesores, trabajadores de la administración y estudiantes comenzaron a vertebrar en las facultades de la Complutense y la Autónoma de Madrid un movimiento en defensa de la calidad de la universidad pública de su comunidad y que culmina este lunes con una huelga y una manifestación para denunciar la asfixia financiera y los planes de la nueva ley regional de educación superior; pero lo que no esperaban sus promotores es que el viernes anterior se unirían 14 de los 26 decanos de la UCM y cinco de los nueve de la UAM con un tono institucional y con más o menos entusiasmo. En sus correos electrónicos abogan, midiendo cada palabra (“recortes”, “financiación adecuada”, “sumar esfuerzos”), por facilitar la huelga a los alumnos —aplazando entregas de trabajos y exámenes— y algunos van más allá y animan a ir a la marcha reivindicativa de la tarde. Posteriormente, en las otras cuatro universidades madrileñas nacieron sus propios colectivos por la pública. Madrid, la región más rica, dedicó en 2024 el 0,40% de su Producto Interior Bruto (PIB) a universidad, frente al 0,57% de media nacional. Lo que supuso, según datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad, un desembolso de 5.900 euros por alumno, frente a los 7.000 de media nacional (7.800 si se quita la UNED, a distancia). El consejero de Educación Emilio Viciana tildó este domingo la huelga de “lamentable” y “innecesaria”. Cataluña es también muy rácana con sus campus, pero Salvador Illa se ha comprometido a llegar al 1% del PIB en 2030, como reclama la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU, 2023).Más informaciónEn la Complutense primero se posicionaron en un correo electrónico las decanas de Bellas Artes y Políticas con rotundidad, y se fueron sumando otros 12 con más menos o menos intención en su escrito. La responsable de Filología mandó también un mail, pero enfocado en defender el derecho a no hacer huelga (hay convocados piquetes informativos).Entre los correos ha sorprendido el de José Manuel Almudí, nuevo decano de Derecho, la facultad conservadora por antonomasia, que llama directamente a acudir a la manifestación. En realidad, Almudí ya había mostrado su repulsa a los recortes en su toma de posesión este enero, delante de altos cargos del Tribunal Supremo o del Constitucional. “Me sume en una honda preocupación el austericidio [muerte por austeridad] que injustamente afecta al presente y al futuro de la educación universitaria pública, materializado en un recorte del 35% de los gastos de la facultad”, dijo en un discurso recogido por Tribuna Complutense. La UCM necesita al menos 64 millones más al año para salvar los muebles, según sus propios cálculos.En la Universidad Autónoma están digiriendo desde el 8 de abril la caída de la rectora, Amaya Mendikoetxea, que no tenía rival en los comicios; y en la Rey Juan Carlos ―con la financiación por alumno más baja de toda España, de lejos― habrá segunda vuelta de sus elecciones este martes, porque ningún candidato alcanzó el 50% de los votos a favor (como en la UAM). En el caso de la Autónoma muchos profesores se sienten traumatizados y paralizados por la incertidumbre, se juegan en dos meses que la Comunidad les intervenga si no eligen un rector.Alumnos, docentes y trabajadores de la UCM durante la asamblea que se celebró en la Facultad de Ciencias Políticas el pasado octubre.Jaime VillanuevaAunque el nuevo rector de la Politécnica, Óscar García, reprochó en enero a Ayuso, presente en su toma de posesión, la falta de recursos, nadie imagina que los ingenieros se signifiquen. Tampoco se ha respirado un ambiente reivindicativo en Alcalá, aunque su rector también aprovecha los actos para denunciar las miserias. Mientras que en la Carlos III un centenar de alumnos se encerró la noche del pasado jueves, pero no se espera una gran participación del profesorado, al menos en la huelga.Los organizadores de las protestas se han unido bajo el paraguas de UCM por la Pública, UAM por la Pública… huyendo de toda sigla politizada con el ánimo de convertirse en un movimiento transversal en el que se sientan cómodas todas las ideologías y siempre con la defensa de lo público como objetivo; pero quien oficialmente ha pedido el permiso de huelga es el sindicato de izquierdas CGT, enemistado con Comisiones Obreras y UGT estas semanas por la firma con la Consejería de Educación de un acuerdo para reducir las horas de clase en secundaria en 2028 y 2029 que ellos no comparten. Finalmente, UGT y Comisiones Obreras se han adherido a la protesta de la universidad, que rematará con una manifestación a la que acudirán también los trabajadores de etapas no universitarias que llevan mucho más tiempo movilizados bajo el nombre de Menos lectivas. No respaldar la protesta universitaria sería contra natura, después del rotundo discurso en marzo del secretario general de CCOO, Unai Sordo, reclamado frenar la tijera de Ayuso en la Academia.Decenas de personas durante una manifestación por la educación pública, a 23 de febrero de 2025, en Madrid (España).Andrea ComasJustamente CGT, sin representación en la UAM, pidió el voto en blanco para tumbar a la rectora y ahora le ha mandado una carta con un tono durísimo en la que le pide que secunde abiertamente la huelga para “ganar fuerza frente al Gobierno de la Comunidad de Madrid”. Sin duda, los llamamientos de auxilio de los rectores en 2024 no se entienden sin Mendikoetxea, que puso todo de su parte para denunciar conjuntamente la asfixia desde un papel institucional que CGT tilda de “ambiguo”.La rectora, que no desvela si volverá a presentarse al cargo, ha contestado a CGT: “Me acusáis de chantaje, mientras me exigís algo que no me corresponde ni legal, ni institucionalmente”. Mendikoetxea remata su misiva recomendando al sindicato que presente a un candidato a las elecciones a rector “y será entonces cuando veamos si vuestra visión cuenta con el respaldo suficiente para gobernar esta institución”.

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