¿Cuántos goles del Liverpool mete ‘The Kop’, la grada más famosa del fútbol? | Fútbol | Deportes

Un mural con el rostro de Jürgen Klopp y una escultura de Bill Shankly van a parar a las puertas de entrada de la grada más famosa del mundo: The Kop, en Anfield, una extensión de 12.850 localidades de color rojo cereza. Allí, en el templo de la canción más entonada de la historia del fútbol (You’ll never walk alone), los aficionados del Liverpool le dedicaban a Xabi Alonso entre 2004 y 2009 versos al ritmo de Let it snow, de Nat King Cole: “Es nuestro nuevo maestro del mediocampo, sus pases son una delicia, todos quieren conocer a Alonso”, le gritaban. Y también todos los jugadores red querían, y quieren, acabar el partido atacando en la portería de The Kop, más todavía en un momento de bajón de resultados como el actual. Las matemáticas siguen alimentando el mito de esta tribuna tendida de una sola planta que este sábado animaba a Arne Slot en su momento más frágil en el club. En esta década, el Liverpool ha marcado cerca de un 10% más de tantos cuando acosa al rival en este fondo (el 54,4% frente a los 45,3% logrados en la otra puerta; el 0,3% restante es de origen desconocido), según una curiosa estadística de la web LFC History, un mar infinito de cifras sobre el club inglés desde su nacimiento, en 1892. El impacto de jugar en casa o fuera se ha ido diluyendo en el fútbol, sin embargo, la influencia de The Kop no decae a la vista de los números. En los noventa, etapa a partir de la cual esta página dispone de todos los datos en este apartado, la diferencia de dianas anotadas en esta portería respecto a la contraria (Anfield Road, donde se ubica la afición visitante) se situaba también en el 10%. En la siguiente década, la primera del nuevo siglo, la distancia creció hasta más del 15%; de repente, se igualó en los 2010 sin que nadie se explique el motivo; y en esta ha recuperado su peso habitual, según las estadísticas ofrecidas por LFC History a este periódico. “¿Nunca te sentiste seguro allí, verdad?” “Cuando defiendes en The Kop, The Kop sopla para que el gol no entre. Y cuando juegas hacia The Kop, The Kop tira de ti para que ataques más. Es psicológico. Se nota, vaya si se nota”, escribió Xabi Alonso en Panenka tras retirarse del fútbol. Hace unos años, en una charla entre el exjugador del Manchester United Gary Neville y su antiguo entrenador Sir Alex Ferguson, el primero le dijo al segundo: “Nunca te sentiste seguro allí, ¿verdad?”. Mucho menos el Barcelona en su debacle de 2019 (4-0), cuando un Liverpool con bajas le metió tres de los cuatro goles de la asombrosa remontada volcado en ese hervidero, surgido en 1928 y donde en cada encuentro un grupo de aficionados del colectivo Irish Kop levanta una pancarta con las caras de los entrenadores han ganado una Liga o una Copa de Europa. Slot se unió el año pasado a los Shankly, Bob Paisley, Joe Fagan, Kenny Dalglish, Rafa Benítez y Klopp.The Kop, Anfield, en 1983, antes de su reforma.Por más que la localía haya perdido fuerza en el fútbol, la energía que conecta ese fondo con el equipo se encuentra a la vista de cualquiera que haya asistido a un encuentro en Anfield, un estadio en carne viva que pone voz y letra al ADN del club. En la temporada 2020-21, con los campos vacíos por la pandemia, el Liverpool sufrió la peor racha en Premier en casa de su vida: dos empates y seis derrotas seguidas, entre diciembre de 2020 y marzo de 2021. Antes de ese agujero, los red sumaban 68 partidos sin perder en Liga al calor del hogar, desde abril de 2017.A principios de este año, varias asociaciones de aficionados del club, muchos de ellos fijos de The Kop, mandaron una carta al director general de la entidad, Andy Hughes, para pedir contención en la subida de los precios de las entradas. “Se corre el riesgo de socavar los cimientos que hacen especial al Liverpool. The Kop, su cultura y las personas que lo habitan deben ser valorados y protegidos”, exigió la hinchada, que este martes recibe al Madrid por tercer año consecutivo agarrado a la mística y la estadística de The Kop para tirar hacia arriba tras un mes fatal.