
Las hipótesis espectaculares se difunden más fácilmente que los verdaderos hechos científicos, sobre todo cuando provienen de una voz con cierto prestigio. Eso ha ocurrido con el cometa 3I/ATLAS —detectado el pasado julio desde el observatorio del Sistema de Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) en Río Hurtado (Chile)—, que ha sido objeto de una oleada de especulaciones en redes sociales desde que Avi Loeb, un astrónomo de Harvard, sugiriera que podría tratarse de una nave alienígena. Para los expertos, no son más que ideas carentes de sentido. De acuerdo con Michael Kueppers, astrofísico de la Agencia Espacial Europea (ESA), en lo que se ha visto no hay nada que apunte a que sea otra cosa que un cuerpo celeste de origen interestelar; con características químicas que son inusuales, sí, pero explicables.“Si realmente pudiésemos encontrar otras civilizaciones, los cometas no serían la manera de hacerlo”, explica Kueppers, quien recalca que la particularidad del 3I/ATLAS radica en su origen: “Es un objeto que no se ha formado en nuestro sistema solar, sino en otro punto de la galaxia”, señala. Aunque se desconoce su lugar exacto de procedencia, los astrónomos saben que se trata de un viajero interestelar: un fragmento de otro sistema planetario que, tras miles de millones de años en el espacio, está ahora cruzando el nuestro.Más informaciónPero lo que más ha sorprendido a los expertos ha sido su singular composición. Frente a la mayoría de los cometas del sistema solar —formados principalmente por agua helada, otros hielos y polvo—, el 3I/ATLAS presenta una proporción inusualmente alta de dióxido de carbono (CO₂) en relación con el agua. De acuerdo con Kueppers, esa característica podría indicar que se formó en un entorno más frío que su sistema de origen, y donde podrían acumularse elementos volátiles a temperaturas más bajas. Aunque también puede deberse a un efecto de su recorrido. Otro rasgo distintivo es su abundancia de níquel metálico. Si bien el motivo aún no se comprende del todo, este científico planetario destaca que este hallazgo podría aportar pistas sobre la diversidad de otros sistemas planetarios. “Estos objetos nos permiten conocer de primera mano cómo son los sistemas estelares fuera del nuestro”, explica Kueppers. Una composición poco comúnA diferencia de las imágenes lejanas y limitadas que son captadas por los telescopios, los objetos interestelares como este traen consigo material físico de sus antiquísimos mundos (se estima que el 3I/ATLAS sea probablemente 3.000 millones de años más viejo que el sistema solar). Hasta ahora, apenas se han detectado otros dos visitantes de este tipo: el 1I/’Oumuamua en 2017 y el 2I/Borisov en 2019, y cada uno ha ofrecido una pieza más del rompecabezas sobre cómo se forman los planetas y cometas alrededor de otras estrellas. En su hipótesis más reciente, Avi Loeb —físico israelí-estadounidense de 63 años y profesor en la Universidad Harvard— planteó que la 3I/Atlas ejecutaría una maniobra de navegación cuando alcanzara su punto más cercano al centro de nuestro sistema planetario a finales de octubre (a casi 200 millones de kilómetros de la Tierra) y, al tratarse de una nave con tripulación alienígena, liberaría sondas hacia los planetas que orbitan el Sol. Elena Manjavacas, astrónoma del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScI) en Maryland, descarta cualquier especulación que vincule al cometa 3I/ATLAS con tecnología alienígena. Para que esas ideas tuvieran el más mínimo sentido, apunta, tendrían que cumplirse condiciones previas y extraordinarias. “Primero, que exista vida en otro lugar del universo; segundo, que sea inteligente; tercero, que haya desarrollado una civilización con capacidad tecnológica similar a la de una agencia espacial; y, por último, que conozca la existencia de la Tierra y haya decidido enviar una nave hasta aquí”, detalla la científica española.Según Manjavacas, la probabilidad de que todo eso ocurra simultáneamente es prácticamente nula. En cambio, la explicación científica de que es un cometa interestelar es mucho más sencilla y coincide con las palabras de Kueppers: el 3I/ATLAS tiene características poco comunes, pero coherentes con lo que se espera de un objeto que viaja desde regiones frías y lejanas de la galaxia. “Es muchísimo más probable que estemos viendo un cometa peculiar, no una nave extraterrestre. Esa sería, de hecho, la posibilidad más improbable de todas”.Loeb ya argumentó en el pasado que el Oumuamua, de forma alargada y poco irregular, podía tratarse de una vela solar extraterrestre o los restos de un artefacto creado por una civilización alienígena. Basó su particular hipótesis en que el Oumuamua, fugaz y el primero de su tipo, no tenía la cola de un cometa y que los datos sugerían que era inusualmente brillante; esas ideas las desarrolló en un libro de divulgación, que fue traducido a varios idiomas y fue criticado por la comunidad científica. Ningún protocolo de defensa activadoEl anuncio de una campaña internacional de observación del 3I/ATLAS, promovida por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), coincidió casi en el tiempo con las declaraciones del astrónomo Loeb. La superposición de ambas noticias fue suficiente para desatar una ola de teorías extravagantes en redes sociales. Algunas publicaciones llegaron a afirmar, sin evidencia alguna, que la NASA había activado un supuesto protocolo de defensa planetaria ante la visita del cuerpo interestelar.La campaña —prevista entre el 27 de noviembre y el 27 de enero— es una iniciativa científica rutinaria, diseñada para estudiar objetos con trayectorias o composiciones poco comunes. Según la IAWN, una red coordinada por la ONU y formada por agencias espaciales y observatorios de todo el mundo, el objetivo es mejorar la precisión de los cálculos sobre la posición, la velocidad y la composición química del cometa. No se trata de una maniobra de defensa, sino de una oportunidad para profundizar en el conocimiento de un visitante singular.“Lo primero es escuchar a los científicos”, dice Manjavacas. “Nos basamos en evidencias, no en deseos. La idea de que una civilización inteligente haya enviado una nave hasta aquí puede sonar atractiva, pero es infinitamente improbable”. Aun así, celebra el interés que despierta el fenómeno. “Lo importante es que la astronomía sigue fascinando a la gente. No por los extraterrestres, sino porque nos ayuda a entender nuestro lugar en el universo”.
El 3I/ATLAS, ni nave espacial ni origen alienígena: “Si pudiésemos encontrar otras civilizaciones, no sería por los cometas” | Ciencia
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