Eugenia Silva (Madrid, 49 años) nos recibe en las oficinas de su productora The Crew, en la madrileña calle de Pintor Rosales. Desde allí trabajan en la nueva campaña de Rabat, firma de la que es embajadora, y ultiman los detalles de cómo van a comunicar la reapertura de la tienda que la firma tiene en Valencia. “Queremos hacerlo con mucho cariño y respeto por la situación delicada que ha vivido la ciudad, pero que al mismo tiempo se vea que Valencia sigue adelante”, asegura.Estudió derecho mientras se convertía en una modelo de gran proyección nacional e internacional. ¿Cómo lo consiguió?Bueno, tardé 10 años en vez de cinco (risas). Siempre me coincidían los exámenes de junio y septiembre con la alta costura. Entonces, salvo que por fecha me coincidiera y me pudiera presentar al examen, era complicado. Pero, en aquel momento, teníamos muchas menos distracciones. Ten en cuenta que no había internet, con lo cual yo cuando acababa de trabajar, leía o estudiaba. Entonces no había una posibilidad de ver una serie o de estar con el móvil, redes sociales… Todo eso que nos quita tiempo y concentración.Normal que no la sacase en cinco años con una agenda de desfiles y portadas que tenía…Yo pensaba que entre salir y quedarme en casa estudiando y adelantando cosas, pues me quedaba adelantando cosas. Que no quiere decir que no haya tenido una vida normal. He salido todo lo que tenía que salir con todas mis amigas de la época y nos hemos ido a todas las fiestas. No me he perdido nada. Pero sí que estaba más centrada porque cuando tenía tiempo lo dedicaba a estudiar. Estudiar derecho me dio una disciplina, un orden y me enseño a saber priorizar. Pero creo que fundamentalmente conseguí sacar la carrera porque no tenía muchas distracciones.¿Le gustaba el derecho o quiso complacer a sus padres?La verdad es que en mi casa todo el mundo ha estudiado derecho. Hermano, tíos, abuelos, todo el mundo. Y solo hay dos arquitectos, tres ahora con mi hermano, que son los únicos que no han estudiado derecho de toda la familia. A mí me gustaba mucho más la arquitectura, pero en la época de COU fue cuando salí elegida por la revista Ragazza. Mis profesores me dijeron que si quería intentar en serio ser modelo no era muy compatible con la arquitectura. Finalmente, me decidí por derecho porque mi padre decía que era algo que me iba a venir bien y que podía utilizar en mi carrera de modelo. Me acabó gustando. En casa se habla de derecho, se comparten ideas, decisiones judiciales y yo he podido participar.¿Y tenía razón su padre? ¿Le vino bien?Yo creo que sí. Los contratos pasan por mí, los leo y sé de lo que me están hablando.Antes mencionabas la disciplina, lleva desde los 16 años trabajando en moda, ¿qué papel juega la disciplina en una carrera tan larga?Soy disciplinada, tengo un equipo que me ayuda a ser disciplinada y con el que puedo ser disciplinada, porque si no no me podría dedicar a tantas cosas. Tengo que manejar muchos asuntos al mismo tiempo. Lo primero, mi familia. También mi carrera de modelo, que era mi plan A y sigue siendo mi plan A. He creado una productora como un plan B para cuando me fallase mi trabajo como modelo. Pero, de momento, resulta que no ha fallado. También he creado recientemente una agencia de representación. Soy incapaz de decir no a los proyectos apetecibles y bonitos. Quizá el secreto de que mi carrera sea larga esté en que trabajo mucho, soy inconformista y siempre estoy buscando cosas nuevas. Con mi carrera de modelo me podría haber acomodado. Podría incluso no trabajar. Pero la curiosidad me mata y me encanta inmiscuirme en los proyectos y verlos crecer.¿Cómo consigue llegar a todo?Gracias a mi equipo, a tener a mi marido Alfonso, que es un padrazo, al apoyo familiar y a tener a mi madre a dos edificios… Mi equipo son mis manos y mis pies. Sin ayuda en casa y aquí en la oficina no podría, de ninguna manera, llegar a conseguir todo lo que consigo.¿Cómo es trabajar con una marca como Rabat?Se me olvidan los años que llevamos trabajando juntos, son como familia… Trabajar con ellos es fantástico porque es una empresa que –siendo familiar y teniendo unos valores muy claros y sabiendo muy bien hacia dónde van y cómo se quieren comunicar– son muy adelantados y curiosos. Y a mí eso me encanta porque me gusta que las marcas se muevan con los nuevos tiempos y evolucionen. Es una marca que mezcla muy bien la tradición con la modernidad, con un equipo muy sólido e involucrado. Es un gusto trabajar así y ser su embajadora.Ahora reabren en Valencia. ¿Tiene alguna conexión especial con la ciudad?He estado un par de veces en Valencia, pero llevamos tiempo esperando esta reapertura y dándole una vuelta a cómo queríamos hacerlo por la situación delicada de la ciudad. No queríamos entrar avasallando y mostrar solo una tienda. Jesús Terrés, que además colabora de cerca con la marca y es de Valencia, ha hecho de guía para mí. Es muy bonito y entrañable. Es el tipo de relación que me gusta tener con las marcas.¿Cómo de importante son las joyas en un estilismo bien armado?Creo que a veces primero va la joya y luego ropa. Muchas veces es el look el que está al servicio de la joya y no al revés. Yo las uso todos los días, no creo en las joyas para ocasiones especiales. Siempre llevo una cadena de mi padre (la saca y la muestra). Cierran el círculo del estilismo.Eugenia Silva, con joyas de Rabat.Cortesía de Rabat¿Cuál es tu recuerdo más feliz como modelo?Tengo muchos. Pero es muy especial todo lo que hago con Armani. Cada desfile, cada vez que lo veo, cada abrazo… Cada vez que sale a saludar, se me caen las lágrimas…¿Qué ha significado para su carrera?Mucho. Me ha llevado de la mano durante muchísimos años, nuestra relación ha evolucionado y se ha ido adaptando tanto a sus tiempos como a mis tiempos personales. Ha respetado mi maternidad y pasan los años y seguimos maquinando cosas juntos.¿Ha sido su gran inspiración?Le tengo muchísima admiración. Es una persona muy inspiradora, no solo en lo estético, que eso es obvio. Es un ser único. Él está en busca de la eternidad, pero yo creo que ya la tiene. No tiene que buscar más porque es eterno. Creo que ha habido personas claves en mi carrera y él sin ninguna duda lo ha sido.Tengo entendido que también le marcó trabajar con Óscar de la Renta.Óscar era completamente lo opuesto a Armani: hablaba en alto, colorista, muy efusivo, muy cariñoso… Él fue quien me firmó el primer visado para que yo me pudiera ir a Estados Unidos. Él y su mujer siempre estaban pendientes de mí. Entonces también se creó una relación como de familia. A mí nunca me han interesado las relaciones efímeras. Me gusta lo que consigues en proyectos a los que les has dado tiempo.Nunca le he escuchado hablar mal de la industria de la moda. ¿Es por su olfato para elegir con quien trabaja o porque no le gusta polemizar?A mí polemizar no me gusta nada, no me gusta nada discutir. Por ejemplo, en casa, con mi marido Alfonso, antes de entrar en un conflicto, lo intentamos resolver de cualquier manera antes. El conflicto me da mucha pereza. Lo cierto es que no me gusta la polémica, pero tampoco he tenido nada polémico en mi carrera. Me gusta moverme con discreción. En una ocasión, algo me dolió y lo dije. Y la verdad he tenido una muy buena relación con el mundo de la moda, solo puedo decir cosas bonitas, he trabajado con todos esos fotógrafos que se suponen tan polémicos, pero he nunca tenido ningún problema, nunca tenido ningún problema con estilistas, con otros modelos… Nada de nada.¿Cree que ha sido su intuición la que la ha protegido?Yo estaba ahí, en el meollo, en el lío. Quizá no me veían como una presa. He surfeado bien los peligros.Ahora que trabaja delante y detrás de las cámaras, con su productora, ¿cómo ve la profesión de modelo?Veo que es muy complicado ser solo modelo, te exigen mucho en redes sociales y eso se convierte en otra carrera. Ahora se les exige cosas que están fuera de su alcance porque el tener seguidores no es algo que esté bajo tu control. Al mismo tiempo, pienso que quizá ser modelo ahora es más divertido, más momentáneo y mucho más abierto e inclusivo. Ahora entran todas las personalidades, y todas las figuras del cuerpo, y es algo maravilloso porque al final toda la población se ve representada.¿Somos demasiados esclavos de ‘like’?Siempre ha habido presión. Ahora es el like y los seguidores y antes era que Anna Wintour nos quitaba dos páginas de un editorial. Pasábamos de ocho a seis páginas y se nos caía el mundo. En aquellos tiempos eso era una catástrofe y hasta que salía la revista no estabas tranquila. Somos sufridoras siempre por una razón u otra.¿Hablar italiano le abrió muchas puertas?Mi abuelo Fernando hablaba italiano y me regaló un diccionario. Mis tíos, que eran como mis ídolos, escuchaban a Baglioni, Batistti… Aprendí mucho a través de las canciones. Yo empecé a estudiar italiano mucho antes de ser modelo. Armani, por ejemplo, solo se siente a gusto hablando su idioma, así que me dio mucho gusto, poderme comunicar con él con fluidez. Nunca pensé que me iba a servir para tanto, pero la verdad es que hablo italiano todos los días. En un rato voy a tener una llamada con clientes italianos. Y ahora son mis hijos los que estudian italiano.

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