La segunda de la feria de Azpeitia cambió el guion de manera radical con respecto al día anterior. Salieron los toros de encaste santa coloma de Ana Romero y ninguno debió llegar con las orejas al desolladero. Siempre ofrecieron el triunfo a una terna que desaprovechó una oportunidad de salir relanzados de una feria que tiene la atención del mundo del toro estos días.Y es que los toreros, los tres, arribaron a Azpeitia con el convencimiento de que iban a lidiar con las complicaciones que alumbran a estos toros, pero se encontraron con un buen encierro de Ana Romero, colaborador, noble y con transmisión y que siempre fue a más. Destacó un excelente quinto que tampoco supo ser entendido en este caso por Damián Castaño. Tanto Morenito de Aranda como el salmantino lidiaron sus dos primeros toros como si fueran de las corridas duras en las que habitualmente se anuncian. Así, sin confiarse, sin cruzarse y sin plantarse, es casi imposible convencer a los cárdenos que cría Lucas Carrasco, a los que solamente les faltó un poco más de fuerza para emplearse en el primer tercio.El burgalés se enfrentó a un primero, justo de fuerzas y de presencia, con demasiado toreo desajustado; a pesar de ello, dio una vuelta al ruedo tras una leve petición de oreja. En el cuarto se dio cuenta de que había motivos para emplearse más, pero ya era tarde; la faena fue a más y lo mejor llegó en unos ayudados que pusieron broche a una labor premiada con un apéndice.Al salmantino, por su parte, se le vio desconfiado, quizá condicionado por su reciente cogida en Mont de Marsan, pero estuvo precipitado y sin templar a ninguno de los dos buenos ejemplares que tuvo delante. Castaño vio cómo el buen quinto acababa imponiéndose en una faena embarullada a la que puso un cierre errático y desconfiado con los aceros.Molina también apostó por un papel de precauciones. Al buen tercero le alternó muletazos tropezados por alto con un puñado de templados naturales con la mano baja, pero sin continuidad. En el sexto, un ejemplar de espectacular pelaje, cárdeno alunarado, que acudía con alegría desde lejos, apostó por reducirle las distancias y acabó ahogando sus embestidas. Tan solo una sensacional estocada le valió una oreja.La corrida, salvo en varas, tuvo el sabor de Azpeitia; con toros bravos y ese cuidado ambiente festivo, coronado con la solemnidad del Zortziko de Aldalur, a la muerte del tercer toro, en memoria del banderillero del siglo XIX José Ventura Laka.La decepción entre los aficionados se reflejó en la oportunidad perdida de ver una corrida vibrante y con clase que pasó sin pena ni gloria por la pobre apuesta de los toreros.Ana Romero / Morenito, Castaño, MolinaToros de Ana Romero, correctos de presencia y de buen juego; destacó el quinto.
Morenito de Aranda: media y estocada desprendida (vuelta); pinchazo y estocada _aviso_ (oreja).
Damián Castaño: pinchazo, media y dos descabellos (silencio); tres pinchazos, estocada atravesada y descabello _aviso_ (silencio).
Molina: media, casi entera y descabello (saludos); estocada (oreja).
Plaza de toros de Azpeitia. Viernes, 1 de agosto. Segunda corrida de la Feria de San Ignacio. Tres cuartos de entrada.

Feria de Azpeitia: La terna se deja ir un buen encierro de Ana Romero | Cultura
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