Tomás Rufo dejó claro, en sus dos turnos, que no venía de convidado de piedra. Que llegaba con ambición, a no dejarse ganar la pelea y a dar réplica legal a la máxima figura actual: Roca Rey. Rufo cuajó una actuación de gran capacidad, de saber entender cómo, cuándo y de qué manera había que manejar los toros y los tiempos de cada faena. La pena es que, tanto en el tercero como en el sexto, el enemigo era tan insignificante que o faltaba toro o sobraba torero.Su primero fue un novillote, muy chico, que levantó leves protestas de salida. Sin calentamiento previo, Rufo trazó hasta siete derechazos de rodillas en el inicio de la faena. El torete, de franca embestida y fuerzas justas, quedó a merced de una muleta dominadora. Aquello resultaba un encuentro desigual ante tanta magnitud del torero y tan escasa entidad del toro que, por cierto, besó la arena en alguna ocasión. Rufo le sacó todo el partido posible por el lado derecho, mientras que por el izquierdo el toro era más remiso de embestida.El sexto tuvo un punto más de entidad, pero le faltó remate en el conjunto de su estampa. Este toro empujó en una primera vara de notable castigo y aunque pareció en principio tomar la muleta algo rebrincado, Rufo lo entendió tanto que acabó siendo un juguete en sus manos. Ambicioso, decidido, montó una faena larga, de mucho contenido. Atacó el torero de lejos en el cite y de cerca en los muletazos de cada serie. Solo un manojo con la izquierda, por donde el toro se entregaba menos, y todo el peso de la faena cargada sobre el pitón derecho. Una faena larga. De torero que pide guerra. Se puede decir que superó la prueba de verse anunciado junto a la figura del momento. No se arredró.Roca Rey sacó la casta en el quinto, un remiendo de El Parralejo más regordío que bien presentado. Dos pases cambiados por la espalda, intercalados con sendos banderazos por alto, iniciaron una labor de notable superioridad del torero. Faltó toro en presencia y esencia, pero Roca supo vender muy bien su mercancía a un público entregado sin reservas. El toro, apenas enemigo para el torero, también fue de los que besó la arena en más de una ocasión. El final de fiesta, con circulares al revés o del derecho y el toro enroscado, desató el triunfalismo en los tendidos. Entre los pitones, y un desplante despreciando muleta y estoque, dejaron el asunto listo para sentencia. Se le pidieron las dos orejas, pero la presidente hizo valer el rigor de una plaza de primera y solo concedió una. A Roca debió parecerle poco el premio, porque entregó la oreja a un banderillero en señal de desacuerdo. Pero el premio fue justo.Al segundo de la tarde le costó tomar el engaño de Roca Rey. Una serie al natural, ya bien entrada la faena, pareció hacer reaccionar a la gente. Pero fue más bien un espejismo, porque el toro, convertido en marmolillo, fue a contraestilo de lo que Roca pide y necesita. No pasó nada relevante en una labor a medio gas.Manzanares le cortó una oreja al toro que abrió plaza, otro de El Parralejo que completó la corrida, de muchos kilos pero de contenido fofo. El premio llegó por una faena discreta, en la que intercaló un par de naturales de cierto empaque, pero en conjunto más opaca que brillante. La estocada determinó que la gente pidiera un trofeo que solo contará para las estadísticas. La faena al cuarto, otro novillote sin presencia, estuvo descompensada. Eléctrica por momentos, algo amontonada y acelerada. En uno de esos trances insulsos, el toro se le quedó debajo del engaño y estuvo a punto de prenderlo. Solo fue un susto. Una media estocada, de efectos rápidos, hizo que la gente pidiera la oreja, y la presidencia, de nuevo, supo valorar lo que de verdad había sucedido.Matinal de rejoneoPor la mañana, se celebró el tradicional festejo de rejoneo, quinta de abono, con media entrada de asistencia. Se lidiaron toros de Fermín Bohórquez, bien presentados y de buen juego. Diego Ventura hizo lo más destacado de la matinal y cortó una oreja del quinto. En su primero saludó desde el tercio. Tanto Rui Fernandes como Lea Vicens obtuvieron idéntico resultado: saludos en sus primeros y dieron la vuelta en los otros. Sus actuaciones no pasaron de discretas.Jandilla, El Parralejo / Manzanares, Roca Rey, RufoCuatro toros de Jandilla y dos (1º y 5º) de El Parralejo, de escaso trapío los titulares y regordíos los remiendos. Manejables, aunque faltos de casta en su conjunto y muy medidos de fuerzas. Sin puntuar en varas.
José María Manzanares: estocada (oreja); media estocada (saludos).
Roca Rey: estocada baja y tres descabellos _ aviso _ (silencio); estocada pasada (oreja con petición de la segunda).
Tomás Rufo: estocada y descabello (oreja); más de media estocada _ aviso _ (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.
Plaza de Valencia, 16 de marzo. Sexta de la Feria de Fallas. Lleno de “no hay billetes”.

Feria de Fallas: Puerta grande para la ambición de Tomás Rufo | Cultura
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