Teresa González Murillo busca a su hermano Jaime González Murillo, de 40 años, desde que desapareció en septiembre de 2024, en pleno centro de Guadalajara, Jalisco. Teresita, como se refieren a ella sus amigos y familiares, ha sido atacada la noche del pasado jueves 27 de marzo mientras estaba en su casa, en la capital del Estado. Tras resistirse a ser secuestrada y lograr evitar que se la llevaran, al menos tres hombres que irrumpieron en su hogar le dispararon en por lo menos una ocasión en el rostro. La mujer es también la líder de los comerciantes del centro de Guadalajara, y según miembros de su colectivo, había recibido amenazas del crimen organizado y también tenía problemas con el Ayuntamiento local, por el trabajo que desempeñaba.Integrantes del colectivo Luz de esperanza Desaparecidos Jalisco, al que pertenece Teresa González, dijeron que, además de las amenazas y de los conflictos con el Gobierno local, la hija de 15 años de la buscadora fue golpeada afuera de su secundaria solo unos días previos a que intentaran secuestrarla. “Al menos, por su condición de buscadora, pudiera ser parte del móvil [de su intento de secuestro]. Aparte, en días pasados golpearon a su hija en su secundaria, y los familiares de quienes la golpearon se ostentaron como ‘de la plaza’. Ella solicitó el apoyo de la policía de Guadalajara y la policía nunca llegó”, ha contado el secretario del colectivo, Héctor Flores.De acuerdo con el relato de Flores, el colectivo y la administración de la presidenta municipal, Verónica Degadillo García, del partido Movimiento Ciudadano, han tenido una relación marcada por la falta de comunicación. Las cédulas de búsqueda de decenas de personas desaparecidas, colocadas por sus familias, son reiteradamente quitadas de los lugares donde son colocadas “por un tema de imagen”. “Hoy es lo mismo, no han hecho ningún posicionamiento. Ojalá al menos alguna autoridad dé información sobre su estado de salud. Porque nosotros hemos estado investigando y pidiendo favores, y no tenemos nada oficial”, dice Flores, que solo sabe que González se encuentra en estado grave de salud en un hospital.Teresa González Murillo en una imagen sin datar.RR.SS.El pasado 27 de marzo, tres hombres en una motocicleta irrumpieron en la casa de la buscadora e intentaron llevársela. Le dispararon en al menos una ocasión y escaparon. Dos días después, su colectivo publicó un comunicado en el que explicaban lo que había sucedido y señalaban que la mujer “se debate entre la vida y la muerte”. Hasta ahora, más de tres días después, no hay respuesta por parte de las autoridades y tampoco medidas de seguridad. “Debería de haber un mecanismo de seguridad que se implementara en casos como este. Hasta el momento no es así. El colectivo está incorporado al mecanismo de protección de periodistas y defensores de derechos humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob). Este domingo nos contactaron para el tema, pero todavía no tenemos respuesta de si es que se logrará activar en beneficio de Teresa y de su familia”, dijo Flores.El colectivo Luz de esperanza Desaparecidos Jalisco fue fundado en octubre de 2021 por Flores, quien es actualmente el secretario general, y por Liliana Meza, tras la desaparición de sus hijos. Lo que les sucede como colectivo, es una historia repetida en todo el país sin diferencia de qué partido gobierne: ellos mismos hacen el trabajo de búsqueda de sus familiares, piden respeto a su trabajo, como la solicitud de que las fichas con las fotografías y los datos de sus familiares desaparecidos no sean retiradas; y la respuesta es, como un síntoma nacional, la misma: silencio e indiferencia por parte de las autoridades de los tres niveles de Gobierno.El colectivoCarlos Maximiliano Romero Meza, un estudiante de Diseño de 22 años, fue sustraído de su domicilio en octubre de 2020, por elementos de la Fiscalía y la policía de Zapopan, presuntamente involucrados con el crimen organizado. Carlos es el hijo de Liliana Meza, y su caso ha sido el primero en Jalisco que es acreditado como una desaparición forzada. Un año después, el 18 de mayo de 2021, un comando armado y elementos de la Fiscalía estatal y del crimen organizado, se llevaron a Héctor Daniel Flores Fernández, de 19 años, sin tener una orden de aprehensión ni otros requerimientos judiciales. Dany, como le dicen sus familiares, es el hijo de Héctor Flores, quien hasta ahora no tiene ningún avance en la investigación sobre la desaparición de su hijo.El caso en Jalisco sobre el hallazgo del rancho de adiestramiento del crimen organizado en Teuchitlán no es nuevo para este colectivo. Flores asegura que ellos ya han denunciado la existencia de otros lugares como este en prácticamente todo el estado: “Nosotros llevamos años denunciando el reclutamiento forzado de crimen organizado en diferentes zonas. Lo del rancho Izaguirre solo ha venido a confirmar todo lo que nosotros habíamos dicho a las autoridades: la existencia de asentamientos como ese en la zona de Valles, en la zona de los Altos norte, en la Ciénega; la verdad, prácticamente en todo el Estado”, dice. Y asegura que tanto él como Meza y otros miembros de su colectivo cuentan solo con un botón de pánico como protección.Integrantes del colectivo Luz de Esperanza, en Jalisco.Colectivo Luz de EsperanzaAtaques a las buscadoras en todo MéxicoLos cofundadores del colectivo, al que pertenece la buscadora Teresa González, Héctor Flores y Liliana Meza, han sido también amenazados e incluso atacados. Flores ha relatado que sufrió ya un intento de secuestro y que Meza ha sido amenazada y golpeada por policías estatales.La agresión a la buscadora solo es la última de una espiral de ataques en contra de otras personas como ella que buscan a sus desaparecidos sin ayuda de nadie. El colectivo de Lorenza Cano, la madre buscadora secuestrada en Salamanca en febrero de 2024, informó hace solo unas semanas del hallazgo de restos humanos que presuntamente pertenecen a la buscadora. Están a la espera de los resultados de la Fiscalía de Guanajuato. Como Teresita, la familia de Lorenza también sufrió ataques y agresiones. Su hijo y su esposo fueron asesinados cuando la secuestró un grupo armado también mientras estaba en su casa y solo unos meses después su yerno fue asesinado.Magdaleno Pérez Santes, el padre de Diana Paloma Pérez Vargas, una estudiante de bachillerato que desapareció en noviembre de 2019, en Poza Rica, Veracruz, fue detenido el lunes 10 de marzo por policías municipales. De acuerdo con su colectivo, tras su detención lo golpearon brutalmente, para liberarlo unas horas después. Ya en su casa, murió por la gravedad de sus heridas. Pérez Santes era parte del colectivo María Herrera en Veracruz, el mismo al que pertenece el buscador, Héctor Aparicio, reportado como desaparecido el 26 de enero y quien buscaba también a su hijo.En ninguno de estos casos hay responsables detenidos y tampoco avances en la investigación del móvil que llevó a sus desapariciones y muertes.

Herida de gravedad la buscadora Teresa González Murillo tras un intento de secuestro en su casa en Guadalajara
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