Para la confección de su nuevo libro, El loco de Dios en el fin del mundo (Random House), el escritor (ateo) Javier Cercas tuvo acceso libre al Vaticano (por invitación del propio Vaticano) y pudo conocer al papa Francisco, en cuyo séquito se integró para realizar un viaje oficial a Mongolia. Ha querido la casualidad (o el designio divino) que, en plena campaña de promoción del libro, y después de unas semanas de incertidumbre sobre la salud del argentino, Jorge Mario Bergoglio haya fallecido este lunes. Lo que más quería saber Cercas era la respuesta a una pregunta de su madre (una pregunta, por lo demás, universal): ¿Se reunirá, tras morir, con su padre y juntos disfrutarán de la vida eterna? La respuesta, que se promete sorprendente, se da al final del libro: no haremos espóiler.Más allá de la cuestión del Más Allá, Cercas, durante dos años de inmersión en los que trató de evitar ese desdén racionalista, moderno y occidental hacia el hecho religioso, ha aprendido unas cuantas cosas sobre Francisco, sobre la Iglesia y sobre el Vaticano, que ahora rememora en conversación telefónica.Más información“Tras años de pontificado, Bergoglio deja una iglesia distinta”, dice Cercas, “la palabra revolución, que se usa a propósito de ese pontificado, no creo que sea exagerada. No ha tocado prácticamente la doctrina (no ha dicho que la Virgen no era virgen, por ejemplo), pero ha cambiado más cosas que las que parece a simple vista”. Muchas veces la información que rodea al Papa, sobre todo a este Papa que tantas pasiones ha levantado, con tantos enemigos en los círculos más reaccionarios, y hasta tildado de “comunista”, tiene que ver con la política: sus opiniones sobre la guerra de Ucrania, la matanza de Gaza o el reto migratorio. Pero por dentro de la Iglesia también pasan otras cosas.“No suele aflorar su visión de la Iglesia y del cristianismo”, dice Cercas, que enumera algunas de sus posturas más señaladas. Por ejemplo, el anticlericalismo: si el clericalismo es la idea de que el clero está por encima de los fieles, el anticlericalismo de Francisco propone una comunidad más horizontal. “El clericalismo ha sido el cáncer de la Iglesia y de ahí salen los abusos de poder, como son los abusos sexuales”, opina el escritor. O por ejemplo, la oposición de Bergoglio al constantinismo, es decir, a la unión del poder político y el poder religioso en un sola persona (llamado así por Constantino, el emperador romano que, en el año 312, se convirtió al cristianismo). “Es algo que hemos sufrido en España, no solo durante el franquismo, sino durante siglos en los que el cura del pueblo estuvo siempre al lado de las fuerzas vivas”, añade. O, por citar una última postura, la sinodalidad (de sínodo), es decir, la vuelta al sinodalismo, a una estructura más asamblearia. “Algo así como a una mayor democracia dentro de la Iglesia; una democracia, eso sí, diferente a nuestras democracias liberales”, apunta el escritor.Javier Cercas, en la plaza de San Pedro de Roma, el 2 de febrero de 2025.Caterina BarjauEn definitiva, la propuesta de Francisco fue una vuelta al cristianismo primitivo, o al espíritu original del cristianismo. Lo dijo nada más ser elegido: quería sacar al Cristo de la sacristía y ponerlo en la calle. Algo que ya se propone desde el Concilio Vaticano II (1962-1965), pero que por primera vez un Papa trataba de poner en práctica. “El cristianismo es prácticamente lo contrario de lo que hemos conocido como cristianismo”, subraya Cercas, “aquella era una ideología radical, extrema, el cristianismo de los pobres, de los desgraciados, de los que no tienen donde caerse muertos… Cristo era un tipo peligroso. Lo crucificaron, y la cruz era el peor de los castigos”. Desde este punto de vista se entienden las querencias progresistas de Francisco, que, desde su llegada al pontificado, se expresó en contra del capitalismo neoliberal o preocupado por las cuestiones ecológicas. Y muy alejado de ese catolicismo tradicional que sirvió para justificar y apuntalar las desigualdades y opresiones, siempre del lado del poder. “Lo que hemos vivido es en realidad una perversión del cristianismo”, agrega el escritor, “y, por esta perversión, nuestra fobia al catolicismo es comprensible”.¿Cómo pudo un hombre como Bergoglio llegar a Papa? “El Vaticano no es como lo imaginamos y en la Iglesia católica hay gente de todo tipo”, señala Cercas, que también se sorprendió al conocer su verdadera naturaleza. “La gente que he encontrado en el Vaticano no es especialmente conservadora e incluso hay quien piensa que Francisco fue demasiado conservador”. La revolución que describe el escritor es lenta. No es como la Revolución Francesa, a golpe de algarada y guillotina, sino una revolución acorde a los ritmos eclesiásticos: hablamos de una institución de más de 2.000 años de antigüedad que se extiende por todo el orbe y que ha sobrevivido a todos los imperios. Un musical reciente calificaba a Jesucristo como “el mayor influencer de la historia”: algo de eso hay. Así que la obra de Francisco puede ser vista como un comienzo. Un comienzo que no sabemos si tendrá continuación.Foto del Papa en la catedral de Berlín, este lunes, 21 de abril, día de su fallecimiento.HANNIBAL HANSCHKE (EFE)¿Qué podemos aventurar? “La gente que sabe de verdad, con la que estoy en contacto en el Vaticano, es muy prudente. No se sabe, hay muchísimos cardenales”. Una de las tesis fundamentales en torno a la sucesión señala que el mundo está siendo inundado por una ola reaccionaria, que esa ola no está en la línea de Bergoglio y que, por lo tanto, la Iglesia, con su gran capacidad de adaptación, se acabará alineando en una especie de contrarrevolución. Cercas no lo tiene tan claro: “Yo lo que digo es que no va a ser tan fácil. ¿Por qué? Porque el 79% de los cardenales que van a elegir al próximo Papa los ha puesto Bergoglio”.En su novela “sin ficción”, Cercas caracteriza a Bergoglio como el “loco de Dios”. Es el primer Papa latinoamericano, jesuita, que se hace llamar Francisco por Francisco de Asís, el gran defensor de los pobres. Es la contrafigura. Recuerda Cercas también a la figura del loco de Nietzsche, que iba con un farol por las calles anunciando la muerte de Dios, porque nosotros lo habíamos matado. “Contrariamente a lo que se piensa, Nietzsche no describe a ese loco como un loco feliz, sino desolado, porque si Dios no existe, todo está permitido. Toda la cultura del siglo XX da vueltas sobre esa ausencia de Dios”. Durante la escritura de su libro, Cercas tuvo acceso personal al loco de Dios, al Sumo Pontífice. ¿Cómo era Jorge Bergoglio en la cercanía? ¿Era fácil hablar con la persona y no con el Papa? “He escrito un libro de casi 500 páginas hablando de eso, y me es difícil resumirlo. Pero te puedo responder lo que le dije a mi madre cuando me preguntó: es como Don Florian, el cura de Ibahernando, Cáceres [donde nació Cercas]. El cura que les casó”. Cercas se fue al fin del mundo para conocer a un cura como el de su pueblo. Pero que, además, era Papa.

Javier Cercas: “El cristianismo que hemos vivido es una perversión; Francisco comenzó una revolución” | Cultura
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