Al decir, la semana pasada: “Cuando dos personas se abrazan, y puesto que cada una abraza a la otra, ¿se trata de un abrazo o de dos?”, no pretendía suscitar una digresión filosófica (aunque bienvenida sea: al fin y al cabo, como ya lo entendieron Pitágoras y Platón, la filosofía y la matemática son hermanas que van de la mano); pero, como señala Juan Toledo: “En realidad se está planteando un problema metafísico en el que entra en juego la falsa identificación de la conciencia que somos con un cuerpo particular”. Si esa identificación es falsa o no, o en qué medida es engañosa, es una cuestión que viene preocupando a los filósofos, tanto de Oriente como de Occidente, desde tiempos inmemoriales, y no vamos a entrar en ella; pero es un buen pretexto para recordar otros acertijos lógicos con veladas —o no tan veladas— implicaciones filosóficas.La paradoja de NewcombEl más famoso acertijo de este tipo es, probablemente, el conocido como paradoja de Newcomb: un oráculo casi infalible pone sobre la mesa dos cajas, una abierta en la que hay 1.000 euros y otra cerrada, y te dice: “Puedes coger las dos cajas o solo la caja cerrada. Si he previsto que vas a coger las dos cajas, no habré puesto nada en la caja cerrada, mientras que si he previsto que solo cogerás la caja cerrada, habré puesto en ella un millón de euros”.Puesto que se trata de un adivino casi infalible (pongamos que tiene un 99,99% de probabilidades de acertar), parece obvio que has de coger solo la caja cerrada, pues habrá en ella un millón, mientras que si coges las dos solo obtendrás mil euros, puesto que la caja cerrada estará vacía. Pero, por otra parte, las cajas ya están sobre la mesa, y la caja cerrada ya contiene el millón o no lo contiene, con independencia de lo que decidas, por lo que sería absurdo renunciar a los 1.000 euros de la otra…La paradoja fue planteada por el físico estadounidense William Newcomb en 1960, aunque quienes la dieron a conocer fueron el filósofo Robert Nozick y, posteriormente, Martin Gardner, que la publicó en su sección de juegos matemáticos de la revista Scientific American. Desde entonces la paradoja de Newcomb ha dado mucho que hablar y se han planteado numerosas variantes y reflexiones colaterales. La ciencia ficción lleva mucho tiempo planteando paradojas equivalentes en los relatos de viajes en el tiempo, estudiadas por el astrofísico ruso Ígor Nóvikov (que formuló el “principio de consistencia” que lleva su nombre; pero ese es otro artículo); pero, por algún motivo, la formulación de Newcomb causó un especial revuelo.Lo más curioso del caso es que, como señaló Nozick y posteriormente constató también Gardner a raíz de los numerosos y apasionados comentarios de sus lectores, aproximadamente la mitad de las personas a las que se les plantea la cuestión consideran evidente que hay que coger las dos cajas, y a la otra mitad les parece igualmente obvio que hay que coger solo la caja cerrada. Dos posturas antagónicas defendidas con igual fervor por personas convencidas de que las del otro bando desvarían: algo muy común en el terreno de la política, pero insólito en el de la lógica. Es lo que podríamos denominar la “metaparadoja de Newcomb”: el paradójico impacto psicológico de la paradoja misma.Por cierto, ¿cuál sería tu elección?Susto y muerteUn profesor de filosofía les contó a sus alumnos la siguiente historia, basada, según él, en hechos reales:Un hombre está dormitando en un sofá junto a su esposa, que está tejiendo. El hombre tiene una pesadilla: sueña que está envuelto en una encarnizada batalla y van a cortarle el cuello con un sable. La mujer, al verlo agitado, le pasa la aguja de tricotar por el cuello para despertarlo y el hombre muere del susto.¿Es verosímil esta historia?

Shares: