Cuando David Beckham debutó con el Manchester United, el 23 de septiembre de 1992, la suerte no le acompañó. El equipo empató tras un partido malo y, aunque según la prensa de la época, su presencia durante los últimos 18 minutos de encuentro fue correcta, no auguró el éxito que más tarde haría del británico una leyenda del fútbol. A sus 50 años, que cumple este viernes 2 de mayo, aquel chico de Londres de orígenes humildes es toda una institución deportiva y poco queda por contar de quien, además, ha mantenido su popularidad e interés mediático casi inmutable durante décadas. El exjugador ha permanecido vinculado al fútbol desde su retirada hace 12 años, pero ha sabido diversificar sus negocios y reinventarse hasta tal punto que muy pronto dará su salto a la televisión como presentador. Tal y como él mismo compartió en su perfil de Instagram hace unos días, este 6 de mayo estrenará el programa Beckham and Friends en la cadena estadounidense Paramount+, un formato distendido donde estará acompañado de diferentes personalidades del cine, la cocina y, por supuesto, del fútbol, para ver los últimos partidos del campeonato de la Champions. “Me encanta ver los partidos y me gusta verlos de una manera determinada y es con mis hijos o con mis amigos. Va a ser algo del estilo, donde nos sentaremos a verlo, lo comentaremos con amigos y hablaremos del partido, aunque no solo de eso”, comentó durante la promoción del formato. Más informaciónEl primer programa de Beckham and Friends, disponible solo en Estados Unidos y el Reino Unido, coincidirá con la semifinal de la Champions entre el Inter de Milán y el Barcelona y, un día después, con el encuentro entre el PSG y el Arsenal, por lo que en cuestión de días podrá demostrar si su faceta de presentador se le da tan bien como la de deportista. O la de empresario, porque Beckham es una máquina de generar dinero y es la cara visible de su negocio más rentable: su imagen personal. David Beckham en las grabaciones de un anuncio publicitario, en 1998.Shaun Botterill (Getty Images)El futbolista que se convirtió en una celebridad Según recogió el diario The Guardian en un artículo publicado el pasado diciembre, en 2024 Beckham recibió 28 millones de libras en dividendos de su marca personal (unos 32,8 millones de euros). De acuerdo a la publicación, en 2022 vendió el 55% de sus negocios a Authentic Brands, la firma estadounidense que posee los derechos de imagen de Muhammad Ali y Elvis Presley. Y es que él no solo ha logrado hacer historia en el campo de fútbol, su nombre desató un fenómeno fan que trascendía el deporte y que, de momento, no ha vuelto a repetirse. El mundo de la moda fagocitó tan pronto como pudo esa beckhammanía, alimentando a su vez el interés por el británico entre quienes nunca habían visto un partido de fútbol. Precisamente, buena parte de sus ingresos publicitarios actuales siguen procediendo de sus campañas de moda, como las realizadas con marcas como Adidas o Boss en los últimos meses. Eso sí, antes de convertirse en una estrella casi planetaria, hizo frente a episodios amargos dentro del terreno de juego. Cómo olvidar la oleada de odio sufrida en 1998, cuando fue expulsado en el partido de cuartos de final del Mundial de Inglaterra, dejando al equipo con un jugador menos. La selección fue eliminada en los penaltis y algunos hinchas le responsabilizaron de la derrota. En Beckham, la exitosa serie documental que estrenóó en Netflix en 2023 sobre su figura, su mujer Victoria Beckham fue tajante y aseguró que su marido estuvo “clínicamente deprimido” tras los ataques. En una conversación en 2020 con el príncipe Guillermo sobre salud mental, Beckham también había aludió a aquel episodio: “Cometí un error en 1998 y la reacción en ese momento fue bastante brutal (…). Tuve apoyo del Manchester United y obviamente de mi familia. Pero, ¿en ese momento sentí que era necesario ir a alguien y pedir ayuda? No, porque eran otros tiempos y sentía que tenía que guardármelo todo y lidiar con ello yo mismo. Mientras que ahora soy el que digo a mis hijos y a otros niños lo importante que es hablar”.David y Victoria Beckham en los premios MOBO, en el Royal Albert Hall de Londres, el 6 de octubre de 1999.Dave Hogan (Getty Images)Fuera del campo, su vida personal también se convirtió en tema de conversación. La relación con Victoria, con quien empezó a salir en 1997 en pleno bum de las Spice Girls, desató el interés de los tabloides británicos, conocidos por sus técnicas de acoso y derribo. Su cara ocupaba portadas de la crónica rosa y de diarios deportivos por igual y estos dos universos se entremezclaron cuando algunas voces, incluido Sir Alex Ferguson, su entrenador del Manchester United, aseguraron que su relación y la sobreexposición pública afectaban a su rendimiento en el césped. “El muchacho nunca fue un problema hasta que se casó”, llegó a decir el técnico. El divorcio de sus padres y el descubrimiento en 2002 por parte de la policía de un presunto plan de secuestro de Victoria y sus dos hijos terminaron por aumentar la presión sobre el jugador hasta límites insospechados. En julio de 2003 abandonó el Reino Unido para iniciar su nueva etapa profesional en el Real Madrid. Según publicaba el diario AS en una noticia de la época, en apenas cuatro meses, se vendieron un millón de camisetas de su nuevo equipo, dinamitando todos los récords del momento. El escrutinio sobre su vida personal no cesó —incluidas noticias sobre su aventura con Rebecca Loos; reconocida por ella y siempre negada por él—, pero los Beckham ya estaban acostumbrados a ello y vivían prácticamente aislados del mundo exterior, apenas hay imágenes de salidas públicas más allá de las visitas de Victoria y sus hijos a sus partidos. David Beckham en un partido del Real Madrid, en 2007.Mariano Martínez (Mariano Martinez/Cordon Press)Sus extravagantes peinados, los tatuajes que iban salpicando su cuerpo hasta casi no dejar espacio de piel sin tinta, los relojes que compraba, los coches que conducía, su carísima ropa… todo era analizado al detalle. Dejando a un lado sus triunfos deportivos, detalladamente documentados en las noticias deportivas de esos años, Beckham terminó de consagrarse como un auténtico icono de su tiempo y popularizó el término “metrosexual”, un neologismo de efímera duración que designaba, según se puede leer en la hemeroteca de este periódico, “a un tipo de hombre sensible, con toques femeninos, educado, a quien le gusta el ambiente de las grandes ciudades, ir de compras, que acude al estilista para cortarse el pelo en lugar de al peluquero, se hace la manicura, conoce a la perfección delicadas recetas de cocina y le encanta coleccionar zapatos. Los sociólogos dicen que acostumbrarse al uso de esta palabra es una cuestión de tiempo y su tirón comercial es brutal”. El término cayó en desuso, pero ese tirón comercial de Beckham se mantiene inalterable. El negocio de ser David BeckhamTras su paso por el Real Madrid, fue fichado en 2007 por Los Ángeles Galaxy y, hasta su retirada, fue y vino del club angelino con cortas estancias en equipos como el Milán o el Paris Saint Germain, donde jugó cinco meses antes de colgar las botas. Tras más de 20 años de trayectoria, dijo adiós a su carrera como jugador en mayo de 2013. No obstante, el fútbol ha sido siempre una constante en su vida. Quizá, su proyecto más ambicioso de los últimos años ha sido impulsar el club de fútbol Inter Miami, equipo que juega en la MLS, liga de fútbol de Estados Unidos y Canadá. El excentrocampista se convirtió en 2020 en el máximo accionista del club, además de su responsable deportivo. Y se está tomando muy en serio su sueño de consolidar el balompié en Norteamérica. David Beckham durante un partido del Inter Miami CF, el 2 de agosto de 2023. David Buono (ZUMAPRESS.com / Cordon Press)En julio de 2023, ya como presidente del club, fichó nada menos que a Lionel Messi, quien ha despertado el interés por el fútbol de superestrellas como Leonardo DiCaprio o Selena Gomez, habituales hasta ahora en partidos de baloncesto. “Prometí traer a los mejores jugadores al club, fue una promesa un poco boba porque nunca sabes si tendrás esa oportunidad, pero he conseguido traer al mejor jugador de todos los tiempos y estamos muy orgullosos”, expresó en una charla con CBS a mediados de abril. Luis Suárez, Jordi Alba o Sergio Busquets son otros de los jugadores que han dicho que sí a Beckham. Aparte de su debut como presentador y su trabajo con el Inter Miami, Beckham no pierde el tiempo y explora continuamente nuevas vías de negocio. Por ejemplo, en noviembre del año pasado lanzó una línea de suplementos llamada MI8 (desarrollada de la mano de Prenetics, empresa hongkonesa de biotecnología que cotiza en Bolsa y de la que es inversor). Además, es director de DB Ventures, la compañía bajo la que comercializa productos y perfumes con su nombre. Y es uno de los dueños de la productora Studio 99, que coprodujo su documental y ahora ya trabaja en el de su esposa. Todo ello, junto con los beneficios generados por la firma de moda homónima de Victoria Beckham, reporta al matrimonio un patrimonio de más de 420 millones de euros. El apellido Beckham sigue siendo un reclamo poderoso.

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