Son calvos, azules, sin orejas y de movimientos mecánicos. No hablan, ni siquiera mueven la boca. Juegan con comida, pintura, agua, y tocan instrumentos que ellos mismos crean —como una enorme batería hecha con tubos de PVC—. Pero lo que más desconcierta de los hombres azules del Blue Man Group es su mirada tan indescifrable como expresiva y su capacidad para sorprenderse y sorprender con la cotidianidad de la vida. “Nunca pensamos en ellos como alienígenas, más bien como la mejor versión del ser humano”, cuenta Matt Ramsey, director artístico del grupo. Llevan más de 30 años actuando en escenarios del mundo y han llevado su espectáculo, una especie de combinación de música, mímica y comedia absurda, a más de 50 millones de personas. Este marzo, los tres calvos azules que protagonizan el show nacido en Nueva York en 1991 aterrizan por primera vez en un escenario español: la carpa del Circo del Sol en Meloneras, Gran Canaria, donde estarán al menos hasta finales de abril.Más informaciónLa historia de Blue Man Group empezó en un pequeño teatro de menos de 300 localidades en lo que se conoce como el off-Broadway neoyorquino. “Los tres fundadores (Chris Wink, Matt Goldman y Phil Stanton) estaban tratando de crear algo que no existía y que fuera contra la cultura y los espectáculos que había en la ciudad. Buscaban una nueva forma de expresarse, así que usaban pintura, experimentaban y descubrían el mundo”, explica Ramsey. El espectáculo no tardó en convertirse en un icono de Nueva York y desde entonces su compañía se ha agrandado hasta tener 70 blue men —Ramsey fue uno durante años— que recorren, de tres en tres, escenarios de mucho más tamaño en todas partes del mundo.Aunque el show ha cambiado y se ha adaptado al paso del tiempo, con la incorporación de nueva tecnología, por ejemplo, la esencia se mantiene inalterada: “El personaje es el mismo. Cómo se comporta el hombre azul, su curiosidad, su deseo de conectar con las personas y los objetos como si fuera la primera vez”, explica. Tanto que, como cuenta el director, “hubo un momento en el que las personas pensaban que los hombres azules eran los mismos tres en todas partes”. Además de dirigir el espectáculo, Ramsey se encarga desde hace tiempo de formar a los nuevos integrantes de la compañía. Hace años que dejó de interpretar al personaje —salvo apariciones ocasionales— y el único azul que queda en su rostro es el de sus ojos, pero mantiene esa mirada tan singular mientras ejemplifica las reglas para que el hombre azul emerja: “Lo más importante, desde luego, es que no hablamos y no movemos la boca. No puede haber expresión de la boca para abajo, solo puedes usar los ojos y las cejas. Y la segunda regla es no tener ego. Aquí no estás para recibir atención, estás para prestar atención, no tratas de fascinar, tratas de fascinarte. La del hombre azul es una curiosidad inocente e infantil, pero que no es suave y nerviosa, es más bien animal, como un león que mira algo que quiere comer. Es una curiosidad inocente, pero al mismo tiempo llena de apetito”.Escena del espectáculo de Blue Man Group.Blue Man GroupDetrás de la mantecosa pintura — requiere de media hora de maquillaje y otra de desmaquillaje después— que resiste intacta cerca de hora y media de espectáculo, hay músicos que aprenden a actuar o actores que aprenden a tocar. Lo logran “si todo va bien en dos meses de entrenamientos”, aclara Ramsey, y tras un riguroso proceso de audiciones que puede demorar hasta dos años. Lo necesario para formar al activo principal de una marca —adquirida en 2015 por el Circo del Sol— que ingresaba hasta 2022, según la revista Forbes, 90 millones de euros al año. Además del espectáculo, también han hecho álbumes, anuncios de televisión y hasta un libro.Pero para el público español, todo ese fenómeno que representan es bastante ajeno. La llegada del grupo a la isla es, además de una apuesta, una oportunidad para volver al origen, y, si marcha bien, pretenden aterrizar en la Península. “La producción original se hacía en un teatro muy pequeño. Era muy íntimo y donde te sentabas podías ver bien todas las sutilezas y sentir la conexión con el personaje. Aquí pasa lo mismo, se siente muy íntimo y para eso se diseñó el hombre azul”, cuenta Ramsey. El público que los visita, como antes de que llenaran las páginas de los periódicos estadounidenses, no sabe, al menos la mayoría, muy bien a lo que va. “No los conocemos, no tenemos idea de lo que nos espera”, cuenta un grupo de canarios al llegar. “Nada, no sabemos nada”, dice otro. Y solo a algún turista inglés, de esos habituales en la isla, le suena alguna campana: “Los hemos escuchado, es un grupo global, ¿sabes? Muy conocido”.Escena del espectáculo de Blue Man Group.Elvira Urquijo A. (EFE)En la carpa, las luces tiñen de azul a cuantos entran y unos chubasqueros que descansan en las dos primeras filas auguran lo que viene. Las pantallas en el escenario muestran mensajes en español, inglés y alemán, advirtiendo el uso de luces estroboscópicas y sonidos fuertes. Describir lo que pasa después es algo que Ramsey no ha logrado hacer en los 25 años que lleva ligado a la compañía. ¿De qué va esto? “Tienes que verlo. Es, no sé, como arte performativo, un concierto de rock y un show de comedia. Es muy difícil de describir, es muy único, no se parece a nada”, responde.Más allá de una artimaña comercial, la dificultad para explicarlo es comprensible. Después de que las pantallas despiertan a la gente con mensajes cómicos personalizados — “Hoy es cumpleaños de Jennifer. Ponte de pie, Jennifer. A las tres digamos todos ¡feliz cumpleaños, Jennifer! ¿listos?”, se lee en algún momento—, el espectáculo transita desde la comedia más absurda —atrapar unos 20 malvaviscos con la boca, uno tras otro y sin tragar ninguno— hasta una demostración de destreza musical con tubos o tambores que salpican pintura, pasando siempre por una interacción constante con el público y una energía inagotable. “Esa es la parte divertida”, explica Ramsey, “el público es parte del show. Los personajes dejan el escenario muchas veces y otras suben a personas. Es impredecible”. Y basta la expresividad de las criaturas mudas y de cráneos lisos para que la sui géneris carpa de Gran Canaria, entre locales y turistas variados, las entiendan y dialoguen con ellas. “Hay una comunicación que se hace con el cuerpo y no necesita del idioma hablado, por eso este espectáculo funciona en cualquier cultura en la que lo representamos. Los hombres azules solo quieren conectar y les encanta experimentar nuevas culturas. Y aquí podemos conectar no solo con la gente de España, sino con la que viene a Canarias de todo el mundo”, cuenta Ramsey.Cuando el show termina, algunos de los recién salidos espectadores se atreven con aquello que tanto se le complica al director creativo, y con las retinas todavía azuladas, describen lo que han visto. “Extraño, diferente y muy visual”, dice alguien. “Buah. Es como un mix de sensaciones: la música, las luces, los colores. Un espectáculo que te despierta todos los sentidos”, cuenta otra. Y algún otro solo se limita a decir: “Qué locura, ¿eh?”. Todo mientras ya fuera de la carpa la gente, que después de 90 minutos parece tener una amistad con ellos, se fotografía con esos seres enérgicos, perplejos y con una delirante pasión por hacer música y desorden.

Música, comedia y desorden: los enigmáticos hombres azules aterrizan en España | Cultura
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