La novillada de Fuente Ymbro fue muy buena para un estofado, pero no para que tres chavales con oficio y buen gusto tuvieran una oportunidad para ese triunfo con el que sueña todo el que se viste de torero.Los novillos, uno a uno, desde el primero hasta el último, parecían escogidos por un avispado genetista para limpiar la ganadería de lo más inservible. Mal presentados en general, sin cara ni estampa para esta plaza, distraídos todos, paseantes sin rumbo por el ruedo, sin ganas de pelea, mansos en los caballos, suavones, bonancibles, pero sin una chispa de calidad, sin recorrido, sosísimos, huidizos… Un ramillete de novillos para que se estrellasen tres jóvenes toreros —Mariscal Ruiz y el mexicano Emiliano Osornio se presentaban en Madrid— que demostraron voluntad, valor, oficio y algunos detalles de hondura, pero poco más.Hubo algo más: tanto Bastos como Ruiz tuvieron que pasar por la enfermería tras lidiar sus primeros novillos para ser atendidos de sendas cornadas de escasa gravedad, que nos les impidieron continuar la lidia, pero fueron los desagradables regalitos que les dejaron sus malajes oponentes.Diego Bastos recibió a su segundo novillo de rodillas con una larga cambiado cerca de la puerta de chiqueros y otra afarolada, también de hinojos, en el tercio. Era su forma de mostrar interés en que el festejo levantara el vuelo que parecía imposible. Pues ni por esas. Su primero salió dispuesto a no presentar pelea, y no contribuyó al interés del torero por sacar algo lucido de un material tan inservible; y fue imposible. Lo mismo sucedió en el cuarto, ante el que Bastos pudo trazar algún muletazo que encerraba una buena sensación torera.Algo muy parecido fue el caso de Mariscal Ruiz, que lo intentó en quites por gaoneras y chicuelinas, por estatuarios en el inicio de muleta a su primero, con la derecha y la zurda, firme y valeroso en todo momento, pero no hubo manera. Al final del trasteo al quinto, tiró la muleta y se desplantó ante el soso novillo en lo que pareció un gesto de protesta ante tanta vulgaridad. Pero no acabó ahí su mala suerte. Visitó por dos veces al equipo médico, y la segunda de mayor gravedad, pues sufrió la sección completa del tendón flexor del dedo pulgar de la mano derecha.Y el mexicano Emiliano Osornio, que también se estrenaba en Madrid, tampoco tuvo opciones. Maneja con soltura el capote, y lo intentó a la verónica y por delantales; y dejó claro que lo suyo apunta al toreo clásico y hondo, pero otra vez será. En esta ocasión, solo voluntad.Los tres jóvenes solo pudieron mostrar interés, que no es poco; y la muy escasa calidad de la novillada hizo trizas sus sueños.Vulgaridad animalFuente Ymbro/ Bastos, Ruiz, Osornio
Novillos de Fuente Ymbro, mal presentados, mansos, blandos y muy descastados.
Diego Bastos: pinchazo, estocada que hace guardia _aviso_ pinchazo hondo y dos descabellos (silencio); estocada _aviso_ y un descabello (silencio). Durante la faena de muleta a su primer novillo sufrió una herida en la cara interna de la pierna izquierda con una trayectoria hacia atrás de 10 cm. que produce destrozos en el gemelo interno. Pronóstico reservado. 
Mariscal Ruiz: pinchazo, estocada trasera y tendida _aviso_ (silencio); _aviso_ estocada (palmas). Sufrió un puntazo durante el último tercio de la lidia de su primer novillo en el tercio superior del muslo derecho con lesión de aponeurosis. Pronóstico reservado. Pasó a la enfermería tras la muerte del quinto novillo, y fue asistido de una herida en la cara palmar del primer dedo de la mano derecha con sección completa  del tendón flexor largo del pulgar y nervio colateral cubital del mismo. Pronóstico grave.
Emiliano Osornio: estocada (palmas); pinchazo y estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas. 30 de marzo. Algo más de un tercio de entrada (8.271 espectadores según la empresa).

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