“Amigo, nos enguacamos, hay algo de mucho valor allá”, se escucha en un video en el que un hombre sale arrastrándose de un hueco en la tierra en el que busca reliquias de una guaca. Ese video fue publicado el 17 de marzo y es solo uno de los cientos que desde hace un par de años rondan las redes sociales en los que personas se muestran rastreando ‘entierros indígenas’ con picos, palas, baldes y detectores de metales, pero con ninguna supervisión de arqueólogos, historiadores, antropólogos o siquiera técnicas adecuadas para el manejo de objetos que tienen miles de años de antigüedad. LEA TAMBIÉN La práctica ilegal de excavar clandestinamente tumbas prehispánicas buscando objetos de valor no es nueva; de hecho, los tesoros que fueron sacados de Colombia durante la conquista muchas veces fueron obtenidos así, pero la guaquería ha encontrado ahora en las redes sociales un trampolín no solo para llegar a posibles compradores sino para ‘atraer’ a los millones de usuarios que ven esos contenidos a que los llamen para ubicar sitios arqueológicos y cavarlos con herramientas y técnicas improvisadas, destruyendo en el proceso información histórica invaluable.Funcionarias del Icanh recuperan piezas guaqueadas de culturas indígenas. Foto:Milton Díaz. EL TIEMPOEstos videos, algunos con 17 millones de reproducciones, han sido identificados por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) en Antioquia, Huila, Caldas, Cundinamarca y la costa Atlántica, en los que los influencers de las guacas muestran a sus seguidores los objetos que encuentran, la mayoría de las veces vasijas y herramientas de barro que encierran siglos de cultura y son un tesoro que, contrario a lo que puede pensarse, no le pertenece a quien se lo encuentra sino a todos los colombianos, pues los bienes arqueológicos hacen parte del patrimonio de la Nación. LEA TAMBIÉN Pasado e identidadHay que recordar que lo que hoy conocemos como muiscas, quimbayas, zenúes, tayronas y calimas, entre otros nombres que les dieron los españoles a grupos que habitaban lo que hoy es Colombia hace siglos, se distribuyeron en todo el territorio, por lo cual el país tiene un potencial arqueológico inmenso, dice Juan Pablo Ospina, coordinador del Grupo de Arqueología del Icanh, quien añade que se dan hallazgos todo el tiempo, en todas partes.Para entenderlo solo falta recordar algunos casos recientes, como uno que se hizo público en febrero de este año, aunque el descubrimiento fue del 2020: mientras construía un colegio en Cajamarca, Tolima, la empresa Crepes & Waffles tuvo que frenar obras al descubrir 14 tumbas prehispánicas, un ajuar funerario, vasijas y restos óseos de miles de años de antigüedad.Piezas arqueológicas encontradas en la excavación de la avenida Caracas sur Foto:IDUAsí mismo, durante la ampliación de la avenida Caracas sur, en la localidad de Usme, en Bogotá, se encontraron más de 200.000 hallazgos arqueológicos, según indicó este 31 de enero la Alcaldía de Bogotá, que tuvo que retrasar la entrega de la obra hasta ahora mientras se terminaban de rescatar las piezas. Algo similar pasó en el antiguo Bronx, en la capital del país, pues en una obra para convertirlo en un distrito creativo se han descubierto más de 50.000 objetos arqueológicos, como se informó a comienzos de este mes. LEA TAMBIÉN Hallazgos como estos abren una ventana para conocer más sobre quiénes fuimos. “A veces se piensa que la historia del país es de la Conquista para acá, y eso es muy injusto con nuestro pasado indígena. Tenemos una historia maravillosa para contar”, expone Jorge Morales, antropólogo de la Academia Colombiana de Historia, quien añade que encontrar vestigios de la comida que consumían hace siglos ayuda a estimar desde hace cuánto se cultiva maíz, por ejemplo, o hallar una vasija o elementos de oro “nos muestra que nuestros indígenas ya eran especialistas orfebres, tenían cierto nivel político que permitía que hubiera especialistas en ese trabajo. Si sabemos que aquí en Colombia había orfebres hace miles de años, tenemos una historia de orfebrería para rescatar”.Piezas de orfebrería de las culturas quimbaya, tayrona y zenú que habían sido guaqueadas. Foto:Milton Díaz. EL TIEMPOPero mirar al pasado no solo sirve para rescatar la historia, indica Pedro María Argüello García, antropólogo y profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, al decir que genéticamente aún conservamos rastros de las culturas prehispánicas, y estudiar, por ejemplo, la susceptibilidad a algunas enfermedades en el pasado podría ayudar a enfrentarlas en el presente. Incluso citó el caso del manejo de las aguas y las inundaciones, “los indígenas también enfrentaron inconvenientes como las inundaciones en la Sabana que tenemos hoy y ellos las solucionaron de unos modos. Si estudiáramos cómo manejaron el agua, tal vez tendríamos una solución para los problemas de hoy. Por eso el patrimonio no es solo la historia de nuestra identidad, es la posibilidad de encontrar soluciones a problemas muy propios de la sociedad”.Rastreando ‘entierros’Toda esta información no es algo que cualquier persona sabe cómo manejar. En las al menos 13 cuentas de redes sociales que entre 2020 y 2024 identificó el Icanh, algunas con hasta 400.000 seguidores, en las que se comparten imágenes sobre la guaquería como una “aventura” hay videos que sobresalen especialmente por el mal manejo de los hallazgos.Por ejemplo, en un video publicado en TikTok el 24 de mayo de 2024, un guaquero describe “un antepasado indígena”; en el video se ven en el suelo, sobre un costal, lo que parecen restos óseos humanos. “Tuvimos una aventura muy bonita y tuvimos este hallazgo”, dice el hombre mientras toma con sus manos un fragmento de cráneo; “aquí están los huesitos”, continúa al alzar unas vértebras; “estas son las muelitas”, añade mientras despega con sus dedos uno de los dientes de la mandíbula inferior. En los comentarios del video algunos usuarios le preguntan cuánto valen estos restos y cómo pueden contactarlo.Guaqueros exhiben en redes el saqueo de piezas y restos con herramientas. Foto:Captura de videosPor supuesto, para confirmar si los restos eran reales, de qué año datan y si coinciden con una cultura prehispánica, hubiera sido necesario un estudio exhaustivo del terreno, ver si había más elementos que apuntaran a una cultura, y luego examinar a detalle los restos mismos; pero la posibilidad de recuperar esa información se perdió para siempre cuando fueron removidos de su contexto original.Otro video, publicado el 25 de enero del 2024, muestra a uno de los guaqueros ‘tiktokers’ manipular una vasija de barro y lo que parecen ser cuentas de un collar antiguo. “Acá tenemos esta ollita, que encontramos qué día que estábamos de guaquería, más o menos aproximadamente de 1.500 años, y dentro de la ollita encontré unos collares, mire la calidad de las pepitas, y los estoy armando así para que queden artesanales”, dice el hombre al mostrar en un recipiente plástico las cuentas que describe como pintadas a mano, las cuales estaba ensartando en un hilo de nailon para hacer collares como uno que él ya tenía puesto, al que le puso un dije actual.Un daño irremediableUno de los peligros que se manifiesta con la guaquería tiene que ver con la creencia popular de que en estas guacas “hay tesoros”, entendidos estos como bienes que se puedan vender.“En el imaginario popular ha corrido la idea de que el patrimonio arqueológico se restringe a los bienes que tienen un valor comercial, como los de oro, por ejemplo. El creer que los bienes de oro son más preciados que una vasija cerámica o una herramienta de piedra hace que sean los más apetecidos por los guaqueros, y puede llevar a que los bienes como las cerámicas o herramientas sean destruidos. Ellos cogen la cerámica y le pasan el detector de metales y si no pita, la tiran. Otros buscan solo las cerámicas más bonitas, que son apetecidas por coleccionistas, y el resto las desechan. La pérdida de información es irreversible, es un daño inconmensurable”, señala Ospina, del Icanh.La mayoría de veces, las piezas guaqueadas son traficadas para ser vendidas al mejor postor, y las entidades colombianas han recibido reportes, por ejemplo, de subastas en Europa en donde se venden piezas de culturas precolombinas sacadas ilícitamente. Aun si esos bienes terminan en manos de coleccionistas privados que las tengan en buenas condiciones de conservación, están enajenando a todos los colombianos de un patrimonio que les pertenece, señalan los expertos. LEA TAMBIÉN De otro lado, incluso cuando las piezas logran ser recuperadas, sigue siendo imposible restaurar buena parte de la información que las acompañaba porque ya no pueden estudiarse en el marco de su contexto original. Entre 2022 y comienzos de este año, 873 piezas arqueológicas y 54 etnográficas han sido repatriadas, muchas en el avión presidencial o en viajes del Buque Gloria, de la Armada, debido a los cuidados particulares que requieren para su traslado, comentaron desde el Grupo de Arqueología del Icanh.“En el avión del Presidente se han traído casi 900 piezas sacadas ilícitamente. En muchos casos los papás o los abuelos de unas personas habían venido en el pasado a Colombia y se llevaron las piezas, y ahora sus herederos se sienten encartados con ellas, por lo que se acercan a las embajadas o contactaron a la Cancillería o al Icanh para devolverlas. Pero los retornos son complicados, algunas de las piezas que hemos repatriado tenían hasta 10 años de estar en las embajadas y aunque ya las logramos traer, lo más valioso de los bienes, que es su contexto, está perdido para siempre”, manifiesta Juan Pablo Ospina. LEA TAMBIÉN En otras ocasiones, a través de operaciones conjuntas con las autoridades se recuperan bienes. En diciembre pasado, la Fiscalía General anunció la repatriación de seis piezas precolombinas que estaban en poder de un hombre que pretendía moverlas desde Perú a Chile. Las piezas eran de las culturas Tierradentro, que habitó en Cauca desde el año 1000 a. de C.; Pupiales, que ocupó la zona fronteriza con Ecuador en tres periodos distintos desde el año 1 hasta el 1700 d. de C., y Quimbaya, que se movió en la región que hoy es el Eje Cafetero entre el 300 a. de C. y el 300 d. de C., según comunicó la entidad en su momento.¿Qué hacer?Pese a los daños que genera, no hay en el Código Penal un delito que se llame “guaquería”, lo que no quiere decir que sea una práctica legal, pues existe un marco normativo que protege el patrimonio y señala que no se vende, no se compra y que es de todos los colombianos.Históricamente de la mano de la guaquería se dieron distintos fenómenos sociales e incluso pueblos enteros se fundaron alrededor de esa práctica en algunas regiones, lo que ha influido en que hoy en el imaginario de muchas personas esto no sea visto como algo malo; pero los expertos coinciden en que es un comportamiento dañino y alertan por la popularidad que viene ganando en las redes sociales, lo que podría impulsar a más personas a replicarlo.Por eso, desde el Icanh han emprendido acciones para intentar frenar esas cuentas y videos. De un lado, los casos se han expuesto ante Comité de Afectación al Patrimonio Arqueológico, una instancia interna, para iniciar procesos administrativos que pueden terminar en sanciones económicas para los infractores. Del otro, se ha buscado el apoyo de alcaldías, la Policía y la Fiscalía para frenar las actividades de los guaqueros influencers, pero esto no ha sido efectivo.Piezas prehispánicas que habían sido guaqueadas pero pudieron ser recuperadas por las autoridades. Foto:Milton Díaz. EL TIEMPOEn varios casos, tras la insistencia del Icanh la respuesta de las autoridades ha sido que “están realizando los esfuerzos por identificar al infractor pero que les ha sido imposible” o no tienen forma de verificar la plena identidad de usuarios que en redes sociales se identifican con sobrenombres o apodos, señalaron desde la oficina asesora jurídica del instituto.También ante la Fiscalía se han denunciado hechos por daño en bien ajeno agravado, pero los casos no han tenido mucho avance y algunos registran como ‘inactivos’ por imposibilidad de identificar al victimario o por ‘conducta atípica’, una figura que se aplica cuando no es posible clasificar legalmente un hecho en una categoría delictiva.Así las cosas, el escenario hoy es uno de esfuerzos por identificar a infractores que no han sido efectivos y procesos sancionatorios que no han podido culminar. Mientras tanto, las redes sociales siguen llenándose de contenidos en los que se termina promoviendo el daño al patrimonio y el tráfico de ‘tesoros’ que guardan una historia de Colombia a la cual los colombianos, paradójicamente, no van a poder acceder.MARÍA ISABEL ORTIZ FONNEGRARedacción DomingoEn X: @MIOF_marfon@eltiempo.com

¿Saqueo de tumbas por TikTok? El salto de la guaquería a las redes sociales dispara la amenaza al patrimonio
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