El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se han visto finalmente cara a cara después de meses de tensiones. El encuentro, en la ciudad surcoreana de Busan, ha arrancado en torno a las 11.00h local (las 3.00h de la madrugada en la España peninsular), según han informado los medios chinos. “Es un gran honor estar con mi amigo, realmente desde hace tiempo, si lo piensas, el muy muy distinguido y respetado presidente de China”, ha comentado Trump, con tono halagador y positivo, al inicio del encuentro, según la retransmisión del canal de la Casa Blanca en redes sociales. “Vamos a tener algunas discusiones. Ya hemos acordado muchas cosas, acordaremos algunas más ahora mismo. Pero el presidente Xi es un gran líder de un gran país, y creo que vamos a tener una relación fantástica para un largo periodo de tiempo”. Xi también ha asegurado que es un placer volver a verse. “Han pasado muchos años”, ha dicho al inicio de la reunión. Y ha recordado que desde la reelección de Trump han hablado tres veces al teléfono, intercambiado varias cartas, y permanecido en contacto cercano. Gracias a la guía de ambos, las relaciones han permanecido “estables en su conjunto”, ha dicho. “Debido a las diferencias entre las dos naciones, no siempre estamos de acuerdo. Es normal que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando”, ha proseguido el mandatario chino. Pero ante los retos, ha concluido, los líderes deberían asegurar que las relaciones mantienen el rumbo correcto. Ambos han posado con amplias sonrisas para los fotógrafos ante las banderas de sus países. La entrevista, que ha comenzado con tono amable y receptivo, ya venía precedida por un tono cordial y optimista desde ambas partes, que buscan relajar la batalla que mantienen en distintos frentes. Se trata de la primera reunión física entre los líderes desde que el republicano llegó a la Casa Blanca por segunda vez, en enero de este año, y desató un huracán arancelario entre las dos potencias que alcanzó cotas de bloqueo comercial de facto la pasada primavera, arrastrando por el camino a buena parte de la economía mundial.La cita ha venido acompañada, en los últimos días, por declaraciones optimistas desde ambos lados, después de que los equipos negociadores de Washington y Pekín pasaran un fin de semana de intensas negociaciones tratando de allanar el camino de sus líderes. “Vamos a tener algo que será muy, muy satisfactorio para China y para nosotros”, anunciaba Trump el miércoles por la noche durante una cena con el presidente surcoreano, Lee Jae Myung, y otros líderes regionales en los márgenes de un foro de Asia-Pacífico. “Creo que va a ser una reunión muy buena. Estoy deseando que llegue mañana por la mañana”, anticipaba. El cara a cara podría durar “tres o cuatro horas”, avanzó también, según declaraciones recogidas por Fox News. Tras un verano de aparente calma, después de que Washington y Pekín lograran sellar una tregua arancelaria en mayo, las tensiones se dispararon de nuevo en octubre, después de que China desplegara un nuevo mecanismo de control de exportación de tierras raras, que sentaron como un aguijonazo en la Casa Blanca. Pekín respondía con este último golpe a lo que consideraba una ruptura del pacto de no agresión por parte de Washington, después de que la Casa Blanca aprobarfa, entre otras medidas, una ampliación de la lista de entidades sometidas a controles de exportaciones, que afecta potencialmente a miles de subsidiarias de empresas chinas. Trump acude a la cita con Xi con la expectativa de que este acepte retrasar la implementación de las restricciones a las exportaciones de minerales críticos; mientras, Pekín confía en que Trump dé marcha atrás en su política de barreras comerciales y cortapisas tecnológicas, y aspira además a un diálogo generalizado que estabilice la relación. El encuentro se ha fraguado en los márgenes de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se celebra en la ciudad de Gyeongju, la antigua capital medieval de Corea. Pero su encuentro ha tenido lugar en el aeropuerto de la vecina Busan, como si fuera un eclipse: con Trump a punto de despegar para regresar a Estados Unidos y Xi recién aterrizado para asistir a la cumbre. Trump, de hecho, se salta las jornadas oficiales del foro de líderes, que comienza el viernes.

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